Abierta y profunda la herida.
Continuo y punzante el dolor.
Vacía, apática mi vida.
Abandonado el corazón.
Lenta y pausada la cura
para este, mío, mal de amor.
Cicatrizada ya la herida,
benévolo será el dolor.
Y si lees estas palabras,
no te culpes, por favor.
Así es cómo canta la vida,
a veces con júbilo, otras no.
Dichoso fui por muchos días,
agradecido, te estoy yo.
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