Interminable

Es simple. Inevitable. Estás en mi cabeza. Veinticuatro horas diarias. Haga lo haga. Siempre estás ahí. Siempre sonando. Como un disco de vinilo que nunca acaba. Eterno. Interminable.

Sentimientos encontrados.

Te odio y te amo.
Te amo y te odio.
Pero confieso que, sobre todo, te amo.

*

Duele saber que, buscando otro corazón, estás,
para desplegar, de nuevo, tus hermosas alas,
pues descubriste que, junto al mío, no volabas.
O puede ser, también, que me esté apresurando a juzgar
y solo buscas cobijo a este profundo y amargo vacío.

Hasta la raíz.

"Sigo cruzando ríos, 

andando selvas, 

amando el sol.

Cada día sigo sacando espinas 

de lo profundo del corazón.

En la noche sigo encendiendo sueños 

para limpiar con el humo sagrado cada recuerdo..."

Un te quiero vencido

Fue un te quiero puro e inocente. ¿Cómo iba a intuir él que sus palabras tenían fecha de caducidad? Que estaban condenadas a divagar en el recuerdo.

La inquilina que a él sustituyó

Ocurrió hace poco más de tres semanas.
Llegó sin maletas y sin avisar.
¡Qué infortunio su llegada!,
pues la habitación libre,
mi amado huésped dejaba.

Nadie baja ya al patio a conversar.
Ni siquiera las flores por la labor están,
pues marchitas, yacen en paz.

En la noche, llantos desoladores
se escuchan sin cesar.
Y las habitaciones,
sucias y malolientes están.

Maldito fue el día en que marchó,
pues, inesperada, su ausencia se hospedó.

Sin invitación

- Buenas noches- susurró mi almohada.

- No sea hipócrita- le contesté.
- Pues silenciosa en la madrugada, 

  a mis sueños, le invita usted.

Así es

Abierta y profunda la herida.
Continuo y punzante el dolor.
Vacía, apática mi vida.
Abandonado el corazón.

Lenta y pausada la cura
para este, mío, mal de amor.
Cicatrizada ya la herida,
benévolo será el dolor.

Y si lees estas palabras,
no te culpes, por favor.
Así es cómo canta la vida,
a veces con júbilo, otras no.
Dichoso fui por muchos días,
agradecido, te estoy yo.

Resaca

Def.:

3. f. Malestar que padece al despertar quien ha bebido alcohol en exceso.

(Real Academia Española)

- Hoy amanecí con resaca de ti.

Tú, yo y el mar

No era la brisa de aquella noche la que nos hacía temblar junto al mar, sino el roce de nuestros cuerpos ocultos en la oscuridad, que entre besos y caricias, delirios e ilusiones, colmaban de amor nuestros corazones. Cómo imaginar que anhelaría tanto aquella brisa. Aquella que, sigilosa, fue testigo de nuestra complicidad y que hoy, me lleva de vuelta a casa, a mi hogar, en el que tú, por desdicha, ya no estás.

Champú

Llevo meses sufriendo este calvario, 
cuando ni tres semanas han pasado.
Fíjense que aún me queda champú,
el cual compré días antes de romper.

*

Es curioso que pueda hallar tanto consuelo con el sentir de la poesía o el pesar de una canción.