martes, 8 de enero de 2013

Una maravilla


No sé solfeo, no coloco las manos de manera correcta, no tengo técnica. Pero a pesar de ello, lo disfruto. Disfruto cuando toco el piano y al disfrutarlo, lo toco bien.

No todas las veces, lo toco igual de bien. Solo, cuando lo siento, cuando estoy solo.

Sentir la música es una de las mejores experiencias que he tenido en mi vida. Que respire dentro de ti.

Solo cuando llegas a unirte a ella, puedes experimentar el placer. El placer de fusionar tu alma con la música.

Hoy he tocado el piano y lo he vuelto a sentir. ¿Qué siento?
Placer. Es brutal, es intenso, es desgarrador, similar al placer sexual. Te aíslas  te abstraes y solo sientes. No piensas, solo sientes, es increíble. Sientes cómo corre por tus venas. Te retuerces de placer, te estremeces  como si le estuvieras haciendo el amor a la persona a la que amas.

Muchas personas se reirán de lo que estoy escribiendo, pensarán que estoy exagerando o que estoy mal. Pero no estoy exagerando ni una sola palabra. El pianista que se mueve y baila cuando toca, no es porque esté exagerando. Ese pianista está haciendo el amor con su piano. Lo está tocando con pasión.

Pero claro, el amor nunca lo hago delante de nadie, solo cuando me encuentro conmigo mismo, en soledad.

martes, 1 de enero de 2013

La tendencia natural


Es realmente frustrante que en la mayoría de las veces resulte ser una decepción tras otra.

No me gusta considerarme una persona que depende de alguien  para sentirse completo, porque no creo en absoluto que ese alguien sea necesario para ello. Hay muchas cosas que pueden darte la felicidad plena. Pero quizás el ser humano tiene la tendencia natural de sentirse bien y mejor cuando tiene a esa persona especial a su lado. Creemos que tenemos que estar con ese alguien en nuestra vida. ¿Y si no es así, por qué tantos poetas, cineastas, músicos o científicos nos han hablado de amor?  Algunos de ellos mostrándonos su dolor, alegría, euforia, confusión o simplemente instigándonos a buscarlo, a vivirlo. Es algo que el ser humano, no sé por qué, necesita.

Pero no es sobre si se puede ser completamente feliz  o no sin ese alguien sobre lo que quiero hablar, sino sobre la cantidad de veces que nos frustramos en esa búsqueda.

Lo que me choca, es que este mundo es una verdadera mierda para encontrar a ese alguien. Un mundo superficial donde todo cambia rápido. Donde hoy te amo perdidamente pero mañana ya habré perdido la euforia o donde hoy estoy bien contigo pero mañana quizás me interese otro.

Es por eso por lo que pienso: ¿cuándo puedes abrirte sin hacerte daño? ¿Cuándo puedes ilusionarte sin que después resulte que todo ha sido en vano?

Aunque hables mucho con alguien, haya muchos alagos e indirectas, cientos de señales, quedéis y os gustéis, incluso aunque pase algo más allá de todo esto, incluso aún así, nunca será suficiente para decir "Voy a abrirme, voy a dejarme llevar y voy a ilusionarme" porque en cualquier momento todo puede desaparecer. Lo peor de todo es que, algunas veces, todo desaparece sin más, sin ninguna razón. 

 Muchas veces te dicen "Pero es que el problema es que te rayas demasiado, hazlo y si sale mal pues no pasa nada". Yo ya sé que no pasa nada, pero no es tan fácil porque, aunque sea minimamente, siempre que decides conocer a alguien, albergas ilusión aunque no quieras. Ningún ser humano es de piedra y todo el mundo anhela en ciertos momentos sentirse parte de alguien.

Entonces resulta realmente confuso y decepcionante conocer a alguien porque no sabes cuáles van a ser tus cartas para jugar.

Supongo que estoy hablando de lo mismo que hablé hace tiempo:

"El verdadero reto de este juego consiste en dejar que ocurra, vivir el momento y aceptar que tarde o temprano esa ilusión se romperá. Ya sea con una persona a la que estás conociendo, con tu pareja o con tu amigo.

Lo curioso es que casi todo el mundo, a sabiendas de que su ilusión se romperá y se harán daño a sí mismas, deciden lanzarse.

Y no me refiero con esto solo al amor, sino a otros aspectos de la vida, a tus sueños y metas.

Y es que si decides no lanzarte a correr por miedo a una herida, nunca podrás experimentar la adrenalina que podrías llegar a sentir en esa carrera."

Datos personales